jueves, 6 de agosto de 2009

La verdadera historia de Hamlet, príncipe de Dinamarca



Saxo Grammaticus, historiador danés, vivió aproximadamente entre 1150 y 1220. De su vida poco se sabe, aparte de que se cree que nació en la isla de Zelanda (Dinamarca) y que fue secretario del arzobispo Axel Absalón desde 1180 hasta 1201. Es conocido por su Gesta Danorum o Historia Danesa, texto datado en el siglo XII, que guarda la historia antigua de los daneses en dieciséis tomos escritos en latín.

Parece ser que fue el rey danés Valdemar I el que le hizo el encargo. La obra incluye traducciones de piezas vernáculas que reemplazan a las originales, perdidas en el tiempo. Versa sobre la historia más antigua de Dinamarca, desde el rey mitológico Dan hasta el 1185 aproximadamente. Los nueve primeros libros de Gesta Danorum están dedicados a mitos y leyendas, incluyendo muchas viejas canciones y poemas; los siete últimos describen, principalmente, guerras y hazañas de los reyes de Dinamarca y sus huestes hasta su época.

Su elegante latín y sus conocimientos sobre la antigua Roma, presentes en la Gesta Danorum, hacen suponer que se educó fuera de su país, quizá en alguna de las grandes escuelas eclesiásticas de Francia. Saxo Grammaticus no fue su nombre real, recibió el apelativo grammaticus, término latino para un maestro de letras, en el Compendium Saxonis de la 'Chronica Jutensis', hacia 1342.

El otro motivo por el que es reconocido Saxo es porque en los libros III y IV de su obra magna se desarrolla la historia del príncipe Amled (aunque se cree que originariamente esta leyenda pertenece a la desaparecida saga islandesa de Almódi o Amleth, que Saxo Grammaticus reversionó en su Gesta Danorum), la cual se supone que inspiró el Hamlet de William Shakespeare. ¿Cómo? La Gesta Danorum fue traducida libremente al francés por François de Belleforest en 1570 con el título de Histoires tragiques. En 1608 Thomas Kyd publicó una versión inglesa de la obra de Belleforest titulada The Hystorie of Hamblet y ésta, también conocida como el Ur-Hamlet, podría ser la fuente directa utilizada por Shakespeare.

La historia del Amled de Saxo

En los días de Rørik Slyngebond, rey de Dinamarca, Gervendill era gobernador de Jutlandia, quien fue sucedido por sus hijos Horvendill y Feng. Horvendill, tras volver de una expedición vikinga en la que había matado a Koll, rey de Noruega, se casó con Gerutha, hija del rey danés Rorik, que le dio un hijo al que llamaron Amled. Pero Feng, enfermo de envidia, asesinó asu hermano y persuadió a Gerutha para que se convirtiera en su esposa. Amled, temeroso de compartir el destino de su padre, finge ser imbécil, aunque su tío le pondrá varias pruebas para desenmascararlo. También trataron de unirlo a una hermosa muchacha, su hermanastra, pero su astucia lo salvó.

Sin embargo, cuando Amled mata al curioso oculto en el aposento de su madre, Feng sabe a ciencia cierta que el príncipe está fingiendo su idiotez. Así, lo envía a Inglaterra en compañía de dos asistentes que llevan una carta para el rey extranjero, en la que se le pide que dé muerte a Amled. Éste descubre su contenido y cambia el mensaje para que el rey inglés ejecute a los ayudantes y le conceda a él la mano de su hija. Tras la boda, Amled regresa a su reino con una parte del oro que ha reunido y llega a tiempo para el banquete de su propio funeral. Allí pone en marcha su venganza: emborracha a los cortesanos, prende fuego al palacio y atraviesa con su espada a Feng, asesino de su padre. Luego, se proclama rey.

Amled regresa a Inglaterra en busca de su esposa, pero descubre que tanto el rey inglés como el finado Feng se habían jurado mutuamente vengar la muerte del otro. Entonces, el rey inglés lo envía a conseguir la mano de la reina escocesa Hermuthruda, quien mataba a todos sus pretendientes, pero que, en esta ocasión, se enamora de Amled y se casa con él. A su regreso a Inglaterra, su primera esposa le cuenta la verdad de la venganza de su padre y se enfrentan en una batalla. Amled ganó el primer día e hizo empalar a los caídos enemigos, lo que aterrorizó al personal. Después de esto, volvió a Dinamarca con sus dos esposas, donde encontró la enemistad de Wiglek, sucesor de Rorik. Amled murió luchando contra éste y Hermuthruda, aunque había jurado morir con él, se casó más tarde con el vencedor.

fuente: isone.blogspot

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Royal deceit / Prince of Jutland (1994)
Título español: La verdadera historia de Hamlet, príncipe de Dinamarca

Dirigida por Gabriel Axel. Con Christian Bale, Gabriel Byrne, Helen Mirren, Kate Beckinsale

Durante Siglo VI, Helen Mirren es la reina de Jutlandia quién protegerá a su hijo Amled, interpretado por Christian Bale, al ser demasiado inocente para adivinar las intrigas de su tío. La gran baza es precisamente Gabriel Byrne, quién perfila a éste tío maquiavélico, cegado por las ansias de ser rey. Fenge mata a su hermano, el rey, y a uno de sus sobrinos. Amled logra escapar fingiendo locura pero el joven planeará su venganza.

martes, 4 de agosto de 2009

El Anillo de Balder en Catoira



Representación de El anillo de Balder (O anel de Balder) en la Romería Vikinga de Catoira, 2009





lunes, 3 de agosto de 2009

Catoira 2009 - El desembarco

Libro fotográfico Romería Vikinga de Catoira


Catoira (Pontevedra). Mediodía del primer domingo de agosto. La multitud se agolpa en las dos orillas y sobre el puente, justo donde se funden la Ría de Arousa con el río Ulla. La apacible villa pontevedresa de Catoira se ha visto inundada a lo largo de la mañana por miles y miles de visitantes que han acudido a presenciar la espectacular llegada de un drakkar vikingo, tal como los que llegaron hace más o menos mil años asaltando las aldeas de estas costas.



fotos de la Cena vikinga

Los restos de las viejas torres defensivas medievales serán el objetivo de un nutrido grupo de intrépidos bárbaros del norte coronados con cascos cornudos, que saltarán a tierra lanzando sus más feroces alaridos de guerra.

Antes del desembarco, los ocupantes, de ambos sexos, de la nave vikinga, saludan con gesto amenazador, muestran sus espadas y lanzan inquietantes gritos, o corean el nombre de ¡UR-SU-LA!, similares a los que hace diez siglos aterrorizaban a sus antepasados catoirenses.

Pero los tiempos han cambiado y esta celebración es como un mirar hacia atrás sin ira. Lo que en otros tiempos causaba terror, muerte y destrucción, ahora es motivo de fiesta e incluso de hermanamiento entre ciudades (Catoira - Frederiksund - Watchet, donde se hacen fiestas similares a esta).

Tras el actual asalto y simulacro de lucha con unos nativos armados sólo con utensilios de campesinos, estos vikingos ya no roban ni exigen descaradamente el tributo en forma de plata, como hacían antaño, sino que se conforman con algunos toneles de viño da terra.

Y es que Catoira, como muchos otros pueblos costeros gallegos, sufría durante varios siglos los sucesivos saqueos de feroces vikingos que no tenían inconveniente en adentrarse varios kilómetros por la ría atraídos sin duda por las indefensas riquezas de iglesias y monasterios y por la nula preparación militar de sus habitantes.

Precisamente las torres del Oeste, llamadas originariamente Castellum Honesti, fueron construidas por Alfonso V (siglo XI), y más tarde reconstruidas por los obispos Cresconio y Gelmirez, para servir de baluarte defensivo ante tanta incursión de saqueo como sufría aquel lugar, camino de Copostela.

Las siete torres iniciales -de las que sólo lo quedan dos e incompletas- tuvieron dos momentos culminantes en su historia: a comienzos del siglo XII, con un ataque de los musulmanes, y en el XVIII, cuando llegaron los barcos ingleses. Claro que antes, en el siglo X fueron tomadas por los vikingos; la historia cuenta que allá mataron al obispo Sisnando mientras capitaneaba la defensa (en aquellos tiempos los obispos eran de armas tomar, en el sentido más literal del término).

Pero sigamos con la fiesta actual. Tras el desembarco, los vikingos suben a las ruinas de las torres, se desgañitan gritando, pelean, beben todo lo que pueden, hacen conatos de secuestro de algunas jóvenes y, en general, se lo pasan tan bien como los visitantes.

Aunque esta Romería se lleva celebrando desde 1960, el desembarco vikingo sólo se hace desde 1992, cuando los catoirenses construyeron el barco según los planos que les mandaron desde Dinamarca.

Además de ser la más multitudinaria, muchos afirman que la Romería Vikinga de Catoira es la fiesta gallega más espectacular; posiblemente también sea la única totalmente laica de toda Galicia. Aquí se mezcla el elemento exótico vikingo con la tradición gastronómica gallega de cualquier de estas típicas celebraciones. Por que, ni qué decir tiene, los divertidos vikingos no son la única atracción; como buena fiesta gallega, el elemento gastronómico ocupa un lugar fundamental.

Además de mejillonada y vino "por un euro", docenas de tenderetes ofrecen a los numerosos asistentes -unas 20.000 personas- pulpo cocido en resplandecientes ollas de cobre, churrasco asado sobre brasas o paella de marisco con plato de barro conmemorativo de la romería de ese año incluido en el precio, todo recién hecho a la vista del público, a lo que hay que añadir litros y litros de vino tinto de la región del Ulla.

Y, precisamente pensando en el vino, en los numerosos tenderetes de alfareros se vende uno de los objetos más solicitados y usados: un jarrito de barro esmaltado, con un cordón que permite llevarlo colgado del cuello y que así no se pierda.

PD. Actualmente son tres barcos los que participan en esta fiesta, dos oficiales y otro de una asociación privada. Y los actuales vikingos ya no mueven sus drakkars a fuerza de remo...

La futura rehabilitación de las Torres de Oeste, Catoira


A la 49 edición de la Romería Vikinga de Catoira asistió el ministro José Blanco, conocido en esta tierra cordialmente como Pepiño. Acompañado por el alcalde, Alberto García, fue testigo de la llegada de los vikingos y hasta tuvo un encuentro demasiado cercano con uno de ellos.

Seguidamente, un artículo publicado en el Faro de Vigo sobre el anuncio que hizo de reahabilitar las Torres del Oeste.
Las míticas Torres do Oeste, construidas en Catoira para que así ejercieran de "llave de Galicia" e impedir las invasiones por el río Ulla, van a ser rehabilitadas por el Ministerio de Fomento con cargo al programa 1% cultural. Así lo anunció ayer el ministro José Blanco, dispuesto a financiar con el máximo legal permitido –el 75% del desembolso total– el proyecto de recuperación que le presente el Concello de Catoira. El dinero del Estado podría ser consignado "a finales de este año o a principios del próximo", indicó el ministro, que se mostró orgulloso de que una de las torretas de entrada al recinto arquitectónico de las Torres do Oeste lleve el nombre de Lugo. "Esto lo vamos a rehabilitar nosotros", presumió.

Fuente: Faro de Vigo

Cena Vikinga en Catoira

Dentro de los festejos de la Romería Vikinga de Catoira 2009, se ha celebrado por primera vez una cena vikinga, bajo una carpa, en el recinto de las Torres de Oeste.

El menú era muy gallego: mejillones, pulpo, empanada y carnero. Por supuesto no faltaba viño da terra, con unas botellas de
Barbanza e Iria especiales para la Romería de este año con el apropiado nombre de Normandiño.

Se requería a los asistentes acudir vestidos con atuendos de época. Así se pudo ver vikingos, monjes, templarios, aldeanos medievales y algunos personajes que parecían salidos directamente de un videojuego. No faltó un buen grupo de gaitas y tambores para amerizar la velada.

Tras la cena, otra novedad que, sin duda, se repetirá en años sucesivos: la Ceremonia de Paz. Consistía en dos partes. En la primera, algunos participantes suben a uno de los drakkars fondeados en la ría; tras dar una vuelta a la pequeña isla con antorchas encendidas se acercan poco a poco al embarcadero en son de paz. Allí esperan en resto de participantes, también con antorchas, dando la bienvenida. Todos juntos se dirigen al escenario de las Torres, donde las noches anteriores se ha representado la obra El anillo de Balder. Allí ya está preparada una meiga delante de un recipiente de queimada. Rodeada de algunos de los "visitantes" comienza a recitar el conxuro, en una excepcional interpretación, desde el susurro hasta el grito, mientras el fuego lentamente producía la alquimia de transformar los componentes en una nueva bebida.

Resumiendo, como viene siendo tradicional en Catoira, tenemos aquí un ejemplo más de algo que podemos llamar "mirando hacia atrás sin ira". Si antaño los vikingos fueron sanguinarios enemigos -merecedores de un, por otro lado comprensible, odio-, ahora todo aquello queda transformado en fiesta, en acto lúdico, con hermanamiento de ciudades (en este caso, con la danesa Frederikssund) y con una ceremonia simbólica como esta, donde los forasteros que llegan en el drakkar son amigos con los que se puede compartir una reconfortante queimada que los vikingos auténticos encontrarían aun mejor que su buena hidromiel.

Enhorabuena a los organizadores.


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