miércoles, 1 de octubre de 2008

Jorvik

Fueron los vikingos daneses quienes conquistaron, a partir del 866, una parte considerable de la Inglaterra oriental, en torno a la ciudad de York, antigua colonia romana que llegó a ser capital del reino de Northumbria, a la que los vikingos llamaron Jorvik.

Jorvik llegó a convertirse en un importe enclave comercial vikingo a juzgar por la cantidad y calidad de los objetos encontrados en las excavaciones.

Desde allí extendieron el reino, que sería llamado Danelag (Danelaw, en inglés), donde se hablaba su lengua -algunas palabras relativas al comercio, la navegación y la legislación pasaron a formar parte del idioma inglés- y se gobernaba según sus leyes; aunque la principal fuente de ingresos estaba en un impuesto especial en plata llamado danegeld.

Debido a la gran prosperidad que alcanzó, Danelag fue continuamente atacado tanto por los ingleses del sur como por los vikingos noruegos procedentes de la colonia de Irlanda. Como la guerra y la política a veces cambian lo incambiable, los daneses tuvieron que aliarse en el 927 con el rey inglés Eduardo para luchar juntos contra los noruegos. Y pocos años más tarde los ingleses se aliaron con su enemigos naturales, los escoceses, para acabar con el reino vikingo.

Así, este reino de York duró hasta el año 954, después del cual los ingleses estuvieron libres de los vikingos por unos cuantos años; pero en el 980 recomenzaron los asaltos. En el 991, Olav Tryggavasson de Noruega, aliado con el rey Sveinn de Dinamarca, consiguió cobrar un cuantioso danegeld de 22.000 libras de plata.

En el 1002, el rey inglés Ethereld ordenó la ejecución de todos los daneses establecidos en territorio inglés. Enterado de la matanza, el rey danés Sven Barba Partida (hijo de Harald Diente Azul) armó una gran flota y pocos años más tarde ya era el dueño de Inglaterra, proclamándose rey, al que sucedió su hijo Knut (Canuto el Grande), que al mismo tiempo fue también rey de Dinamarca y Noruega. Pero con su muerte, en 1039, se terminó la dinastía, aunque no la presencia vikinga, ya que en 1066 llegó a las costas inglesas, con una flota de 300 barcos, el noruego Harald Cabeza Dura, hermanastro del rey Olav, que antes había estado formando parte de la guardia varega del emperador de Bizancio. Cuando fue derrotado en Stamford Bridge (cerca de York), se redujeron sus pretensiones sobre el suelo inglés a una tumba de su considerable tamaño (2,25). Esa batalla supone el final histórico de la era vikinga.

© manuel velasco